El peeling facial o peeling químico es un tratamiento químico cosmético que se puede realizar para ayudar a disminuir la aparición de manchas, pecas, cicatrices y cualquier tipo de irregularidades de la piel sobre la cara. También puede mejorar la apariencia de líneas finas y arrugas, aparte de darle nueva vida a la piel dañada por el sol.

Ya que con este tratamiento se eliminan las células muertas de la piel, dejando al descubierto capas de piel nueva que se ven más frescas y más parejas en tono.

Con un peeling facial profesional se logra una exfoliación más profunda. Éste es realizado por un cirujano estético y se pueden hacer con ácidos más fuertes. En términos generales, una exfoliación profesional quitará más capas de la piel, eliminando o disminuyendo la aparición de manchas profundas y oscuras. El procedimiento es más exitoso con las marcas superficiales de la piel y con las cicatrices.

Estos procedimientos también son eficaces en la reducción de arrugas sin tener que cometerse a un lifting facial completo.

Riesgos

Hay algunos riesgos asociados con tener un peeling facial químico. Algunos de los productos utilizados en las exfoliaciones faciales pueden causar decoloración en la piel y hay un leve riesgo de infección y cicatrices. Después de un peeling facial químico, la piel aparece roja e hinchada, con una sensación dolorosa al tacto.

Se pueden formar costras, ya que algunas capas de la piel se queman con estos productos químicos. Normalmente, estos efectos secundarios se solucionan por sí solos después de unos días, pero con un peeling facial profundo el tiempo de recuperación es mucho más largo.

El peeling facial puede ser repetido cada 3 o 6 meses, pero las exfoliaciones más profundas requieren más tiempo entre los procedimientos para permitir que la piel se recupere y se renueve.

Al igual que con cualquier procedimiento quirúrgico preste mucha atención a la información que recibe en cuanto a la atención y tratamiento del rostro una vez que el procedimiento haya sido completado.